domingo, 14 de agosto de 2016

trompetas en el huerto

 ignasi gonzalez, contrabajo; gerard nieto, piano; pau bombardó, batería; ronald baker, trompeta y voz.
jean philippe tomasini, guitarra; nico mellon, bajo electrico, pau bombardó, bateria; alvaro ocon, trompeta; guillermo gómez, saxo.
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vii jazz en el huerto. castejón de sos. alta ribagorza. 11 agosto 2016.

2 comentarios:

  1. TROMPETAS EN EL HUERTO
    La séptima edición de Jazz en el Huerto, que viene desarrollándose, anualmente, en Castejón de Sos, tuvo, la noche del pasado jueves, como indiscutible protagonista a la trompeta, el instrumento que durante mucho tiempo, y hasta que tuvo que hacerse a un lado ante el arrollador saxo, fue la imagen corporativa de este estilo musical. En un amplio y encantador jardín (otrora huerto); en una fresca y estrellada noche; bajo los árboles y con una tenue iluminación, dos actuaciones. La de unos (lamentablemente) desarbolados Originals y el americano Ronald Baker con el “Jamboree Trío”.

    Abrieron fuego The Originals, joven grupo altoaragonés, para la ocasión capitaneado por su trompetista Alvaro Ocón. La idea era presentar los temas con los que, y con ese acompañamiento, consiguió, hace unas semanas, plaza en la prestigiosa Esmuc. Pero las bajas se cebaron en el grupo. El sexteto contó con su otra voz solita, el saxo Guillermo Gómez, con quien Alvaro forma una buen primera línea de sopladores y con los dos bajistas (que se alternarían según temas), Nico Mellón al eléctrico y Román Cubellos al contrabajo (sin culpa, los perdedores de la noche). Por el contrario el piano quedó vacío mientras el puesto de guitarra lo cubría el bordelés (un habitual de la programación de Castejón) Jean Philippe Tomasini y la batería quedaba en manos de Pau Bombardó (todo un gentleman de la escena barcelonesa, que luego tocaría junto a Baker).

    Difícil papelón el de los suplentes enfrentados a un repertorio y unos arreglos imprevistos. Lógicamente la rítmica se resintió. Pese a ello, voluntariosos se enfrentaron a los arreglos de Alvaro sobre el “Spain” de Corea (e intro “Aranjuez”); “Misty” el caballo de batalla del pianista Erroll Gardner; el “My Prince Will Come” según la visión davisiana y modo vals… o el popular “Entre dos aguas” de Paco de Lucia, todo un tema trampa. En general buenas intervenciones de Alvaro (con su ya habitual bonito, limpio y cuidado sonido) y Gómez en los papeles de protagonistas principales. Mención para Tomasini, que destacó en los momentos mas funk. Además para el, parkeriano, tema final se invitó al guitarrista Pablo Conde. Y papelón el que se abre ahora ante Alvaro quien al marchar a estudiar a Barcelona a la Esmuc va a tener ocasión de tocar con gente de mucho nivel instrumental, pero tambien de ideas. Ahora la cosa va en serio, en cribar y elegir puede estar su futuro como jazzmen.

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  2. Tras el reparto de unas raciones de torta (como en las más arraigadas romerías) tomaba el escenario el cuarteto de Ronald Baker, que para sorpresa de extraños (supongo que a los propios no les cogería a pie cambiao) fue presentado en patues ¡que menos!. Todo un cambio de dirección. Un trío rítmico –el que lidera el contrabajista, de Lérida, Ignasi Gonzalez- seguro y competente (que además encontró, sobre todo para su pianista Gerard Nieto, amplio espacio solístico) sobre el que el cantante y trompetista podía moverse cómodamente. Baker, un músico cuarentón, afincado en Europa, que intenta mantenerse en un territorio a medio camino entre el swing (su “Take The A Train” ellingtoniano, con apoyo popular es todo un mascarón de proa), su lado mas trompetero (con gusto por esa impagable cadena generacional Navarro-Brown-Hubbard- Morgan… aunque revisitada con el pie algo levantado del acelerador) y el punto crooner (ese “Dias de Vino y Rosas” tan pulido, con su momento scat -¡que le gusta y se gusta!- es toda una declaración de principio de su elegante y coquetona vocalesse, si bien lo mas instructivo de la noche fue el “Misty” –que anteriormente habían hecho The Originals- primero cantado y luego improvisando con la trompeta y haciendo bueno aquello del gran “Desiderio” Dexter Gordon, sobre que para improvisar sobre una canción había que conocer bien la letra). Y con un repertorio que llega al “Samba de una sola nota”… Lo previsible. El mismo amplio espectro estilístico del grupo anterior pero presentado bajo la luz de la experiencia y el dominio del lenguaje. Por lo demás, tampoco hubo más. La comodidad del mainstream.

    Por cierto, sí, además se vieron algunas perseidas impresionantes en el cielo ribagorzano.


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