Sé que es un detalle menor después de fotos tan magníficas pero que tío más pelirrojo. El contraste entre el color de las campanas y su pelo en la última foto es la repera.
gracias por el jabón doc. como complemento y por aquello de dar mas info sobre lo que son las fotos. adjunto la reseñita que publiqué en el diario provincia (diario del altoaragon).
Justo Varese
Al final del concierto-intervención de Justo Bagüeste en la Sala de Doña Petronila del Museo Provincial, incluida en el apartado musical de actos del “Huesca Leyenda Viva”, fue el “pinchadiscos” oscense, Javimar (Javier Martinez), quien clavara el titular para lo escuchado. “Justo Varese”. Un acertado juego de nombres.
El “parisien” americanizado, Edgar Varese, fue el gran compositor “contemporáneo” de músicas de percusión. El oscense Justo Bagüeste, al que se le ha podido escuchar en proyectos de estilos tan diversos como el rockabilly, el pop rock, el jazz, el ambient, la interacción con poetas (Javier Carnicer/Lijas)… se lanzaba en esta ocasión a una intervención percusiva (sin su habitual saxo barítono) improvisada, de sonoridades contemporáneas. Un reto en el que además de Varese, se pudieron escuchar, también, elementos de Cage o Xenakis.
Parece ser que la idea original de Justo, era que las diferentes secciones o partes de su intervención, estuvieran precedidas por uno de los tradicionales toques de campanas (funeral, bautizo, llamada a misa…) en lo que podía ser todo un homenaje al ultimo campanero oscense, Pascual Calvete. Pero opto por adaptarse a la tipología de las campanas con las que iba a realizar su concierto-intervención y dejarse llevar por lo que fuera surgiendo.
El kit campanero-percusivo estaba conformado por tres bloques de “campanas” de materiales innobles. Si el buen Ramiro hizo la suya con cabezas de nobles, Justo lo hacía con materiales innobles (nada que ver con las de fundición). A la izquierda del espectador, un par de barriles de cerveza y una escupidera de un bar de Malasaña. La referencia al ocio. A la izquierda, unas macetas cerámicas suspendidas y bajo estas unos almideces, campanillas… La referencia domestica. Y en el centro, “el premio y el castigo” representados por la placa de finalistas de “Altoagoneses del Año” de Diario del Altoaraón que recibió el Art Lab, el avión “Costellation” (símbolo de Clónicos, el grupo faro de la vanguardia madrileña de los ochenta que Justo formó junto al trompetista suizo Markus Breuss) y unas bombas de la pasada barbarie nacional que cayeron, pero no llegaron a explotar, en la plaza López Allue.
El martilleo de estos elementos, replicados merced al delay, y apoyados por unos canturreos de Justo o unas grabaciones de distintos cantos, fue creando durante la media hora de la intervención (el marco incomparable), un discurso de ambient en el que melodías y ritmos caóticos se fueron entrelazando sin solución de continuidad. Hipnótico. Unas campanas que van a resonar largo tiempo.
Sé que es un detalle menor después de fotos tan magníficas pero que tío más pelirrojo. El contraste entre el color de las campanas y su pelo en la última foto es la repera.
ResponderEliminargracias por el jabón doc. como complemento y por aquello de dar mas info sobre lo que son las fotos. adjunto la reseñita que publiqué en el diario provincia (diario del altoaragon).
ResponderEliminarJusto Varese
Al final del concierto-intervención de Justo Bagüeste en la Sala de Doña Petronila del Museo Provincial, incluida en el apartado musical de actos del “Huesca Leyenda Viva”, fue el “pinchadiscos” oscense, Javimar (Javier Martinez), quien clavara el titular para lo escuchado. “Justo Varese”. Un acertado juego de nombres.
El “parisien” americanizado, Edgar Varese, fue el gran compositor “contemporáneo” de músicas de percusión. El oscense Justo Bagüeste, al que se le ha podido escuchar en proyectos de estilos tan diversos como el rockabilly, el pop rock, el jazz, el ambient, la interacción con poetas (Javier Carnicer/Lijas)… se lanzaba en esta ocasión a una intervención percusiva (sin su habitual saxo barítono) improvisada, de sonoridades contemporáneas. Un reto en el que además de Varese, se pudieron escuchar, también, elementos de Cage o Xenakis.
Parece ser que la idea original de Justo, era que las diferentes secciones o partes de su intervención, estuvieran precedidas por uno de los tradicionales toques de campanas (funeral, bautizo, llamada a misa…) en lo que podía ser todo un homenaje al ultimo campanero oscense, Pascual Calvete. Pero opto por adaptarse a la tipología de las campanas con las que iba a realizar su concierto-intervención y dejarse llevar por lo que fuera surgiendo.
El kit campanero-percusivo estaba conformado por tres bloques de “campanas” de materiales innobles. Si el buen Ramiro hizo la suya con cabezas de nobles, Justo lo hacía con materiales innobles (nada que ver con las de fundición). A la izquierda del espectador, un par de barriles de cerveza y una escupidera de un bar de Malasaña. La referencia al ocio. A la izquierda, unas macetas cerámicas suspendidas y bajo estas unos almideces, campanillas… La referencia domestica. Y en el centro, “el premio y el castigo” representados por la placa de finalistas de “Altoagoneses del Año” de Diario del Altoaraón que recibió el Art Lab, el avión “Costellation” (símbolo de Clónicos, el grupo faro de la vanguardia madrileña de los ochenta que Justo formó junto al trompetista suizo Markus Breuss) y unas bombas de la pasada barbarie nacional que cayeron, pero no llegaron a explotar, en la plaza López Allue.
El martilleo de estos elementos, replicados merced al delay, y apoyados por unos canturreos de Justo o unas grabaciones de distintos cantos, fue creando durante la media hora de la intervención (el marco incomparable), un discurso de ambient en el que melodías y ritmos caóticos se fueron entrelazando sin solución de continuidad. Hipnótico. Unas campanas que van a resonar largo tiempo.